La espera...
La ilusión la llenó
cuando le conoció. Sintió esas mariposas que dicen que aletean en el estómago
del enamorado. Alimentó las ganas con la ilusión de todas las historias de amor
que la habían acompañado a lo largo de su vida. Páginas y páginas de historias
de amor que la habían llevado de la mano a lo largo de su adolescencia...
Cuando le vio, supo
que era él.
Su voz, sus ojos, su
amabilidad, su tacto...
Se dejó conquistar y
le dio el sí más rotundo a una nueva vida, donde un bonito anillo descansaba en
su dedo anular.
El
primer "NO" fue suave. Llegó cuando el viento levantó su falda
mostrando parte de sus bonitas rodillas.
El segundo
"NO" llegó con una sonrisa amable, en la que se le negaba que
continuase con sus amistades de siempre, para nada aconsejables en su nueva
condición de mujer casada.
El tercer "NO"
llegó cuando quiso trabajar y ser una mujer independiente de forma económica.
Ese "no" llegó con tanta fuerza, que se le marcó en el rostro...
El último
"NO" llegó en forma de sacudida violenta que la arrojó al suelo,
privándola de ilusiones, anhelos, esperanzas y vida...
Y ahí fue cuando
comenzaron los "SÍ".
Sí a tener miedo, pero
enfocarlo.
Sí a luchar contra la
flor que se había convertido en espada.
Sí en volver a
respirar.
Sí en recuperar la
calma...
Fue ardua la batalla.
Y casi pierde la vida.
Pero... logró
enfrentarlo, convirtiéndose el monstruo gigante en un cachorro que gimoteaba.
Ella venció la
batalla.
Solo quería... su vida
de nuevo.
Ahora, se la ve calma,
serena, hermosa en su mera compañía.
¿Solitaria?
Más bien, saborea con
calma la vida.
¿El amor?
Sigue en ella. Se
llama... autoestima.
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