Hoy he tenido un día complicado, de esos en los que las preocupaciones se te acumulan en la boca del estómago y no te dejan en paz.
He ido a cortarme el pelo para relajarme, pero lo que no podía imaginar es que lo que ha comenzado como una visita cualquiera a la peluquería, ha acabado ayudando a una muchacha (que va a empezar esta semana su tratamiento de quimioterapia) a elegir su peluca, compartiendo experiencias pasadas y dándole todos los ánimos del mundo. En cuestión de minutos y sin ni siquiera buscarlo, he conseguido ese cambio de perspectiva que tanto necesitaba.
He ido a cortarme el pelo para relajarme, pero lo que no podía imaginar es que lo que ha comenzado como una visita cualquiera a la peluquería, ha acabado ayudando a una muchacha (que va a empezar esta semana su tratamiento de quimioterapia) a elegir su peluca, compartiendo experiencias pasadas y dándole todos los ánimos del mundo. En cuestión de minutos y sin ni siquiera buscarlo, he conseguido ese cambio de perspectiva que tanto necesitaba.
A veces nos hacen falta esos golpes del destino para volver a sentir lo afortunados que somos.